viernes, 28 de noviembre de 2008

Gracias a ti

En unas pocas horas más, los que no tenemos cable nos enfrentaremos a la disyuntiva de no ver televisión, o ver a Mario Kreutzberger. No hay dónde perderse, ¿no? Con todo, me gustaría poder ver algo de televisión; Smallville, o Supernatural.
En los últimos dos años doné $240.000 a instituciones de caridad, sin contar aportes más pequeños a fundaciones sin fines de lucro: la Wikipedia y la FSF. Quiero ver quién ha donado una cantidad equivalente a la Teletón, no digamos en dos años, sino en toda su vida. Y, sin embargo, durante 27 horas seguidas un gordo con mucho dinero intentará hacer que me sienta mal por no darle dinero a los minusválidos, y bombardeará con su mensaje a mis hijos.
No todos los fines justifican todos los medios. El fin de ayudar a los minusválidos no justifica el ocupar todos los canales de televisión y emprender campañas millonarias para convencer a la gente de que los que no los ayudan son unos malvados. Decenas de instituciones más respetuosas con la dignidad de las personas no lo hacen, y mal no les va.
Por eso, desde esta cámara del silencio, hago un llamado a no donar dinero a la Teletón. No comprar los productos adheridos, no ver el programa. Si quieres sentir que ayudas, de verdad, no dones un día: hazte socio de una fundación, y aporta el año entero. Cuesta más, pero es real.
El circo, déjaselo a los payasos.

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