martes, 1 de julio de 2008

Venezuela

Sí, estuve algo menos de dos semanas trabajando en Venezuela. Contra mi voluntad, debo añadir. Los programadores viajamos mucho.
Recuerda esto, si viajas alguna vez a Caracas: no comas en el aeropuerto Maiquetía. O bueno, come: seguro existen personas a las que les encanta comer mierda y luego enfermar y tener fiebre y diarrea y todo eso, aunque yo no las conozco.
Yo estuve en Puerto La Cruz, y lo que pude ver en el poco tiempo en que no estuve trabajando o durmiendo me pareció bonito. Las mujeres, culonas, tetonas y ostentosas. Las construcciones, ostentosas. Parte de la ciudad está atravesada por canales artificiales, por lo que es posible desplazarse de un lugar a otro en lancha, a través de aguas bastante fétidas. Mirando las casas que hay ahí uno llega a olvidar que el 27% de la población venezolana no es pobre, sino que está bajo la línea de la pobreza (por cierto, esa estadística se contradice con esta otra).
Esto es difícil de creer, pero en todo el tiempo que estuve allá y en todos mis desplazamientos no llegué a ver siquiera un disco "Pare", ni un "Ceda el paso". En los cruces había semáforos o nada. Y ningún semáforo peatonal. Y Puerto La Cruz dista de ser una ciudad pequeña.
Comí arepas sin cesar. Los venezolanos comen arepas sin cesar. Arepas horneadas, arepas fritas, arepas solas, arepas rellenas con huevo, chorizo, carne molida, pollo, etc; arepas peludas, arepas catiras.
Los chilenos comemos pan. Los venezolanos, arepas. Prefiero el pan.
Los chilenos tenemos a Bachelet. Los venezolanos, a Chávez. Nunca pensé que iba a escribir esto, pero ahí va: prefiero a Bachelet.
Los chilenos tenemos mujeres que fingen ofenderse si se las desea, pero que pasan de llegar vírgenes al matrimonio. Los venezolanos tienen mujeres que buscan a toda costa ser deseadas y no se avergüenzan de ello, pero quieren llegar vírgenes al matrimonio. Como yo de todos modos no me iba a comer a ninguna, prefiero a las venezolanas.
Los venezolanos nos dicen que los policías venezolanos ofrecen ser sobornados; algún compañero de trabajo, chileno, lo ha visto personalmente. No he oído de primera mano que algún carabinero aceptara un soborno, y espero no oírlo nunca.
¡Mar Caribe! ¡Mar Caribe! Bañarse en el mar sin tener frío. Dormir mientras flotas en el agua. ¡Ah! A un chileno se lo han dicho.

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