martes, 2 de septiembre de 2008

Artistas Chilenos

Estuve comentando en un blog que defiende la postura de la SCD sobre la nueva ley de propiedad intelectual. Sólo me demoré dos días en ser baneado, lo que no deja de ser un récord.
Mi predicción es que la SCD se saldrá con la suya, naturalmente; ellos son la opinión pública.
Sin embargo, y prescindiendo de lo equivocadas que están en sus premisas secundarias (por ejemplo, que los ISP deban pagarle derechos a la SCD porque las personas los usan para compartir música protegida por derechos de autor), me impacta la equivocación fundamental que es su premisa mayor: que los artistas son ellos, y nosotros somos los demás, pobres consumidores de cultura. Leyéndolo, de la impresión de que los artistas han sido tocados por un soplo divino. Sin los pocos tocados por ese soplo, no habría arte, ni cultura.
¡Qué fácil es sentirse superior al resto la primera vez que el propio nombre aparece en letras de molde!
Recuérdelo Ud., lector, la próxima vez que componga una melodía o escriba un soneto o pinte un cuadro: Ud., con su barriga y su trabajo aburrido, es tan artista como otro cualquiera, sólo que cobra menos. Cuando los divinos hayan muerto, ahí estará Ud y sus pares, haciendo lo que es cultura de verdad: no lo que se va a hacer en las salas de conciertos ni en las cenas de gala, sino la que hace Ud. en su taller desordenado y que comparte con sus vecinos, chela de por medio. Lo demás, el grupito de los divinos, no es más que el reducido número de caras que la prensa necesita para hacer noticias de interés humano, los museos para vender entradas y las discográficas para vender discos.

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